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Detalles

8 ene. 2011

Oraciones

ORACIÓN PARA ALCANZAR LA HUMILDAD

Jesús, cuando eras peregrino en nuestra tierra, Tú nos dijiste: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y vuestra alma encontrará descanso. Mi alma encuentra en Ti su descanso al ver cómo te rebajas hasta lavar los pies a tus apóstoles. Entonces me acuerdo de aquellas palabras que pronunciaste para enseñarme a practicar la humildad: Os he dada ejemplo para que lo que he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis. El discípulo no es más que su maestro... Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. Yo comprendo, Señor, estas palabras salidas de tu corazón manso y humilde, y quiero practicarlas con la ayuda de tu gracia.

Te ruego, divino Jesús, que me envíes una humillación cada vez que yo intente colocarme por encima de las demás. Yo sé bien Dios mío, que al alma orgullosa tú la humillas y que a la que se humilla le concedes una eternidad gloriosa; por eso, quiero ponerme en el último lugar y compartir tus humillaciones, para tener parte contigo en el reino de los cielos.

Pero Tú, Señor, conoces mi debilidad. Cada mañana hago el propósito de practicar la humildad, y por la noche reconozco que he vuelto a cometer muchas faltas de orgullo. Al ver esto, me tienta el desaliento, pero sé que el desaliento es también una forma de orgullo. Por eso, quiero, Dios mío, fundar mi esperanza sólo en Ti. Para alcanzar esta gracia de tu infinita misericordia, te repetiré muchas veces: ¡Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo!

UN MINUTO CON EL NIÑO JESÚS

Bendiceme, Niño Jesús y ruega por mi sin cesar. Aleja de mí, hoy y siempre el pecado. Si tropiezo, tiende tu mano hacia mi. Si cien veces caigo, cien veces levántame. Si me dejas Niño, ¿que será de mi? En los peligros del mundo asísteme. Quiero vivir y morir bajo tu manto. Quiero que mi vida te haga sonreír. Mirame con compasión, no me dejes Jesús mio. Y, al final, sal a recibirme y llevame junto a Ti. Tu bendición me acompañe hoy y siempre. Amén. Aleluya. Rezar un gloria.

ANTE LA ADVERSIDAD
Niño Jesús: Tú eres el Rey de la Paz, ayúdame a aceptar sin amarguras las cosas que no puedo cambiar.

Tú eres la fortaleza del cristiano; dame valor para transformar aquello que en mí debe mejorar.

Tú eres la sabiduría eterna; enséñame en cada instante como debo obrar para agradar más a Dios y hacer mayor bien a las demás personas. Te lo suplico, por los méritos de tu infancia a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Todo lo Tenemos en Cristo

Todo lo tenemos en Cristo;
todo es Cristo para nosotros.
Si quieres curar tus heridas,
El es medico.
Si estas ardiendo de fiebre,
El es manantial.
Si estas oprimido por la iniquidad,
El es justicia.
Si tienes necesidad de ayuda,
El es vigor.
Si temes la muerte,
El es la vida.
Si deseas el cielo,
El es el camino.
Si refugio de las tinieblas,
El es la luz.
Si buscas manjar,
El es alimento.

San Ambrosio


QUEDATE SEÑOR, CONMIGO

Quédate, Señor, conmigo, porque ten necesito ver presente para no olvidarte, pues ya sabes con cuenta frecuencia te abandono.

Quédate, Señor, conmigo, porque soy muy débil y necesito de tus alientos y de tu fortaleza para no caer tantas veces.

Quédate, Señor, conmigo, porque Tú eres mi vida y sin Ti con frecuencia decaigo en el fervor.

Quédate, Señor, conmigo, porque Tú eres mi luz y sin Ti estoy en tinieblas.

Quédate, Señor, conmigo, para que oiga tu voz y la siga.

Quédate, Señor, conmigo, para demostrarme todas tus voluntades.

Quédate, Señor, conmigo, porque deseo amarte mucho y vivir siempre en tu compañía.

Quédate, Señor, conmigo, porque todo mi ser te está consagrado y Tú me perteneces.

Quédate, Señor, conmigo, y haz de mi corazón una celda de amor de la cual nunca te alejes.

Quédate, Señor, conmigo, si quieres que se te fiel.

Quédate, Señor, conmigo, porque aunque mi alma es muy pobre, deseo que sea para Ti un lugar de consuelo, un huerto cerrado, un nido de amor.

Quédate, Señor, conmigo, y haz que tu amor me inflame tanto que me consuman sus amorosas llamas.

Quédate, Señor, conmigo, porque se hace tarde y declinan las sombras, es decir, se pasa la vida, se acerca la cuenta, la eternidad, y es preciso que redoble mis días, mis esfuerzos, que no me detenga en el camino y por eso te necesito. Se hace tarde y se viene la noche, me amenazan las tinieblas, las obscuridades, las tentaciones, las sequedades, penas, cruces, etc., y Tú me eres preciso, Jesús mío, para alentarme en esta noche de destierro, ¡Cuánta necesidad tengo de Ti!

Quédate, Señor, conmigo, porque en esta noche de la vida y de los peligros, deseo ver tu claridad, muéstrateme y haz que te conozca como tus discípulos en el partir del pan, es decir, que la unión Eucarística sea la luz que aclare mis tinieblas, la fuerza que me sostenga y la única dicha que embriague mi corazón.

Quédate, Señor, conmigo, porque cuando llegue la muerte, quiero estar junto a Ti y si no realmente por medio de la Sagrada Comunión al menos quiero tener mi alma unida a Ti por la gracia y por un abrasado amor.

Quédate, Señor, conmigo, no te pido sentir tu adorable presencia y tus regalos divinos que no los merezco, pero tu residencia en mi por la gracia ¡oh, sí que te la pido!

Quédate, Señor, conmigo, pues a Ti sólo te busco, tu amor, tu intimidad, tu Corazón, tu espíritu y tu gracia. Te busco por Ti mismo porque te amo; y no te pido más recompensa que amarte con solidez, prácticamente, amarte únicamente, amarte cuento puedo, amarte con todo mi corazón en la tierra para seguir amándote con perfección por toda la eternidad.


ORACIÓN
¡Oh Cristo Jesús! os reconozco por Rey universal.
Todo lo que ha sido hecho, ha sido criado por Vos.
Ejerced sobre mí todos vuestros derechos.

Renuevo mis promesas del bautismo
renunciando a Satanás, sus pompas y obras,
y prometo vivir como buen cristiano.
Y muy en particular me comprometo ha hacer triunfar,
según mis medios, los derechos de Dios y de vuestra Iglesia.

¡Divino Corazón de Jesús! os ofrezco
mis pobres acciones para obtener
que todos los corazones reconozcan
vuestra Sagrada Realeza y que, así,
el reinado de vuestra paz se restablezca
en el universo entero. Así sea.


CREO EN TI

Cuando llega la dificultad y las pruebas, en los momentos de angustia, de duda o enfermedad, es bueno decir al Señor que seguimos creyendo en El.

Señor, Tu siempre me has dado
La fuerza necesaria,
y, aunque débil,
Creo en Ti.

Señor, Tu siempre me has dado
La paz de cada día,
y, aunque angustiado,
Creo en Ti.

Señor, Tu siempre me has guardado
En la prueba,
Y, aunque estoy en ella,
Creo en Ti.

Señor, Tu siempre has alumbrado
Mis tinieblas,
Y, aunque no tengo luz,
Creo en Ti.


ORACIÓN PARA PEDIR
LA FELICIDAD EN EL NUEVO AÑO

Te pedimos, Señor, paz y felicidad en el nuevo año. Que seamos felices, Señor, en esta tierra nuestra: Ella nos sustenta y rige.

Que seamos felices, Señor, con el perdón: Nada más poderoso para desterrar los odios y establecer la paz.

Que seamos felices, Señor, con la justicia: Sin ella no hay humanidad.

Que seamos felices, Señor, con la ternura: Es el único sol necesario para alumbrar días y noches.

Que seamos felices, Señor, en este nuevo año de 2...

Lo necesitamos. Es deseo y don tuyo. Amén.

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Ama Jesucristo la inocencia de los niños desde que El mismo se hizo Niño en el cuerpo y en los afectos. Ama Cristo la infancia, como maestra de humildad, regla de inocencia y modelo de mansedumbre. Ama Cristo la infancia y la propone por ejemplo de costumbres a los hombres ya provectos; quiere que todas las edades se conformen con la sencillez de los niños y que se arreglen a ella los que ha de elevar al eterno reino.

San León Papa, serm. 36., sent. 30.


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Venid, Dios mío, en mi ayuda. Apresuraos, Señor, a socorrerme.

Rezar Gloria y Padrenuestro.


I

1. Encarnación. Oh dulcísimo Niño Jesús, que para nuestra salvación descendisteis del seno del eterno Padre a las entrañas de la Virgen María, donde, concebido por obra del Espíritu Santo, tomasteis la forma de siervo, siendo el Hijo de Dios hecho Hombre, tened piedad de nosotros.

R. Piedad, Niño Jesús, piedad.
Avemaría.

2. Visitación. Oh dulcísimo Niño Jesús, que por medio de Vuestra Virgen Madre visitasteis a Santa Isabel, y llenando del Espíritu Santo a vuestro Precursor San Juan Bautista, le santificasteis ya antes de nacer, tened piedad de nosotros.

R. Piedad, Niño Jesús, piedad.
Avemaría.

3. Expectación del parto. Oh dulcísimo Niño Jesús, que esperasteis encerrado por nueve meses en el seno materno el tiempo de nacer, e inflamasteis en ardentísimos deseos los corazones de la Virgen María y de San José, y os ofrecisteis a Dios Padre por la salvación del mundo, tened piedad de nosotros.

R. Piedad, niño Jesús, piedad.
Avemaría.

4. Nacimiento. Oh dulcisimo Niño Jesús, nacido de la Virgen María, envuelto en pobres pañales y reclinado en el pesebre, anunciado por los Angeles y visitado por los Pastores, tened piedad de nosotros.

R. Piedad, Niño Jesús, piedad.
Avemaría.

Gloria a Vos, Niño Jesús de Madre Virgen nacido, y al Padre y al Santo Espíritu por los siglos de los siglos. Amén.


II

V. Jesús está cerca de nosotros.
R. Venid y adorémosle.
Padrenuestro.

5. Circuncisión. Oh dulcísimo Niño Jesús, circuncidado a los ocho días, llamado con el glorioso nombre de Jesús; y en el Nombre y en la Sangre justamente, preconizado Salvador del mundo, tened piedad de nosotros.

R. Piedad, Niño Jesús, piedad.
Avemaría.

6. Adoración de los Reyes. Oh dulcísimo Niño Jesús, manifestado por una estrella a los tres Magos, adorado en el regazo de María, y regalado místicamente con oro, incienso y mirra, tened piedad de nosotros.

R. Piedad, Niño Jesús, piedad.
Avemaría.

7. Presentación. Oh dulcísimo Niño Jesús, presentado en el templo por María Virgen y Madre, abrazado por el santo anciano Simeón y revelado al pueblo de Israel por la profetisa Ana, tened piedad de nosotros.

R. Piedad, Niño Jesús, piedad.
Avemaría.

8. Huida a Egipto. Oh dulcísimo Niño Jesús, perseguido de muerte por Herodes, llevado a Egipto por San José con vuestra Madre, librado de la muerte con la huida, y glorificado con la sangre de los Inocentes, tened piedad de nosotros.

R. Piedad, Niño Jesús, piedad.
Avemaría.

Gloria a Vos, Niño Jesús, de Madre Virgen nacido, y al Padre y al Santo Espíritu, por los siglos de los siglos.
Amén.


III


V. Jesús está cerca de nosotros.
R. Venid y adorémosle
Padrenuestro.

9. Permanencia en Egipto. Oh dulcísimo Niño Jesús, que vivisteis en Egipto con María Santísima y el Patriarca San José hasta la muerte de Herodes, tened piedad de nosotros.

R. Piedad, Niño Jesús, piedad.
Avemaría.

10. Regreso de Egipto. Oh dulcísimo Niño Jesús, que volvisteis con vuestros padres de Egipto a la tierra de Israel, padeciendo en el camino muchos trabajos y entrasteis en la ciudad de Nazaret, tened piedad de nosotros.

R. Piedad, Niño Jesús, piedad.
Avemaría.

11. Estancia en Nazaret. Oh dulcísimo Niño Jesús, que habitasteis santamente en la bendita casa de Nazaret, sujeto a vuestros padres, pobre y en muchos trabajos y creciendo en sabiduría, edad y gracia, tened piedad de nosotros.

R. Piedad, Niño Jesús, piedad.
Avemaría.

12. Jesús entre los Doctores. Oh dulcísimo Niño Jesús, conducido a Jerusalén a la edad de doce años, buscado con dolor por vuestros Padres, y después de tres días encontrado con sumo gozo en el templo entre los Doctores, tened piedad de nosotros.

R. Piedad, Niño Jesús, piedad.
Avemaría.

Gloria a Vos, Niño Jesús, de Madre Virgen nacido, y al Padre y al Santo Espíritu por los siglos de los siglos. Amén.

El día de Navidad y su Octava:

V. El hijo de Dios se hizo hombre, aleluya.
R. Y habitó entre nosotros. Aleluya.

El día de Epifanía y su Octava:

V. Cristo se nos ha manifestado, aleluya.
R. Venid adorémosle, aleluya.

En el resto del año se dice:

V. El hijo de Dios se hizo hombre.
R. Y habitó entre nosotros.


ORACION FINAL
Omnipotente y eterno Dios, Señor del Cielo y de la tierra, que os manifestáis a los pequeños, concedednos, os suplicamos, que, venerando dignamente los santos misterios de la Infancia de vuestro hijo Jesús, y siguiendo sus ejemplos, podamos llegar al reino de los cielos prometido a los pequeñuelos. Por el mismo Jesucristo Señor nuestro. Amén.

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